Contexto

El reciente Acuerdo de París sobre el cambio climático ha convertido la eficiencia energética  en  una prioridad aún mayor para muchos países en todo el mundo, y acelerará la transformación del sector de la energía, promoviendo las inversiones en las tecnologías asociadas. La eficiencia energética es ampliamente reconocida como el medio más rentable y fácilmente disponible para hacer frente a numerosos problemas relacionados con la energía, incluyendo la seguridad energética, los impactos sociales y económicos de los altos precios de la energía, y la preocupación por el cambio climático. Al mismo tiempo, la eficiencia energética aumenta la competitividad y el bienestar de los  consumidores.

Los países de la UE-28 consumen alrededor de 3.400 TWh de electricidad y 2.600.000 TJ de calor al año. Los edificios son responsables de la mayor parte del consumo europeo de energía final (40%) y representan el mayor potencial de ahorro de energía – puesto que el 75% de los edificios existentes en la UE fueron construidos durante los períodos en que no había códigos de construcción relacionados con la energía o eran mínimos, y la intensidad energética de calefacción por superficie construida es de dos veces mayor que cualquier otra región del mundo (excepto Rusia). Los edificios son activos a largo plazo que han de seguir siendo útiles durante 50 o más años y el 75-90% de los que están hoy en día se espera que se mantengan en uso en 2050.

El sector de las TIC tiene un papel clave en la consecución de los objetivos establecidos por la Estrategia 2020 de la UE y la Comisión Europea promueve el uso de las TIC como una de las herramientas con mayor potencial para mejorar la eficiencia energética. El sector ofrece un potencial para un cambio estructural hacia productos y servicios que consuman menos recursos, hacia un ahorro de energía  en  edificios, y en redes eléctricas. En los últimos años, se han realizado grandes esfuerzos para desarrollar y desplegar soluciones hardware (contadores inteligentes, enchufes inteligentes, etc.) y estructuras de control sofisticadas para medir el consumo de energía en los hogares, y esas soluciones han demostrado ser tecnológicamente asequibles y sostenibles.

El cambio de comportamiento es el eje impulsor para lograr reducciones significativas de consumo, pero esto ha demostrado ser un desafío. La comprensión de la dimensión humana del consumo de energía puede catalizar y amplificar el ahorro de energía basado en la tecnología. Esto incluye factores sociales, culturales y psicológicos que dan forma a patrones de comportamiento humano asociados con la adopción, uso y mantenimiento tecnológicos, y con las interacciones de la vida diaria.

En esta línea, ecoCASA afrontará el problema de eficiencia energética desde un enfoque de dimensión humana, que ayude a comprender el consumo de energía en el contexto de las necesidades, capacidades, recursos y motivaciones individuales y organizacionales, así como las limitaciones y oportunidades sociales y culturales que impiden el cambio de comportamiento y dan lugar a demandas de servicios energéticos específicos.